¿Conoces tu propósito?
Propósito.
No hay nada más reconfortante … y aterrador. Todos hemos experimentado la agitación de averiguar por qué estamos aquí. ¿Por qué fuimos creados? ¿Cuál es nuestro papel en el grandioso esquema de todo lo que sucede en la Tierra? ¿Acaso todo el mundo tiene un propósito, o sólo hay algunos individuos afortunados cuyas vidas están perfectamente distribuidas, dejando fuera al resto de la población?
Como cristianas, sabemos que Dios tiene planes para nosotras, incluso cuando no sabemos lo que son. Mientras esto es sin duda una comodidad, es también un concepto que hace que muchas de nosotras nos rasquemos nuestras cabezas y nos deslicemos en períodos crecientes de estrés. ¿Cuál es mi propósito, Dios? ¿Por qué me pusiste aquí ahora, en este tiempo?
Aunque el no conocer tu propósito puede parecer un dilema obvio, aquí hay algunas preguntas que puedes hacerte las cuales podrían indicar una falta de propósito en tu vida:
- ¿Estoy feliz?
- ¿Estoy satisfecha en lo que hago?
- ¿Me siento como si estuviera constantemente batallando para completar mi carga de trabajo o listas de tareas pendientes?
- ¿Siento que la fuerza de Dios me rodea, o mi yugo se siente dolorosamente pesado?
- ¿Han sido los éxitos dulces o me han hecho sentir como un boxeador que ha estado en el ring de boxeo demasiado tiempo?
Dios nos ha dado cada una un propósito, es verdad. Ninguna de nosotras fue colocada en este mundo para llenar simplemente un espacio por algunas décadas. No, fuimos creadas con la capacidad de hacer cosas asombrosas e increíbles. Para algunas de nosotras, “propósito” puede parecer como hacer un descubrimiento médico innovador o fundar el próximo Amazon o Google. Para otras, “propósito” puede parecer como ser una profesora de segundo grado que transmita un amor de aprendizaje en el próximo Albert Einstein, o también “propósito” puede ser la fabricación de los equipos que Nicola Tesla de esta generación utilizará para inventar el próximo avance en la tecnología.
Aunque la revelación tardare un tiempo designado; habla del fin y no será falsa. Aunque se demore, espera: ciertamente vendrá y no tardará – Habacuc 2:3
Tu propósito vendrá. Dios lo ordenó, así que ¿por qué te lo ocultaría? En lugar de tratar de forzar lo que piensas que es el propósito de Dios para tu vida, espera. Espera a que Dios abra tus ojos y haga claramente visible el papel que puedes desempeñar en este capítulo de la historia de la civilización. No importa si mueves montañas o solamente un grano de arena. La grandeza de tu propósito no es el punto, el punto es la perfección del propósito de Dios para ti.
Únete a nosotras este mes mientras aprendemos sobre el propósito, no solo acerca de cómo descubrir nuestro propósito único, sino también cómo podemos afinar nuestras vidas para vivir en perfecta armonía con el plan de Dios para nosotras.
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