Le temporada navideña es un tiempo de celebración, gozo, tradiciones, y familia. Sin embargo, estas tradiciones y memorias pueden traer sentimientos de dolor sobre la perdida de alguien o las frustraciones de la dinámica familiar.

Me siento muy afortunada en tener una familia que espera con ansia las reuniones familiares en la temporada Navideña. No tomo nuestra unidad como una familia por sentado. Si se encuentra con sentimientos de aprensión con las reuniones de la temporada con su familia este mes, Dios le podrá estar dando una oportunidad de compartir Su amor con las personas en tu vida.

El apóstol Pablo tenía una pasión por la unidad. El escribe en 1ra de Corintios: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.”

A lo mejor tienes una dificultad con un hermano, o diferencias políticas han causado una separación entre tu y tus padres o abuelos. A lo mejor heridas del pasado han dejado tu relación con ciertos familiares en malos términos. ¿Cómo podemos vivir “unidos en un mismo pensar” con aquellos que nos han herido?

La respuesta, como siempre, es Jesús. Aquí hay cuatro maneras en que Jesús nos da para vivir en harmonía con otros, como escrito en 1ra de Corintios por Pablo:

• Nuestra relación con Jesús: 1ra Corintios 1:9 dice que la fidelidad de Dios nos ha dado comunión con Jesús. ¡Toma un momento para pensar en que gran bendición es eso! Nuestra comunión con Jesús nos permite vivir en comunión con otros.
• La gracia de Jesús: No nos falta nada por la gracia que se nos ha dado en Jesús. Debido a que cada buen regalo proviene de Él, podemos dejar al lado los celos y disfrutar la unidad entre nosotros sin competencia.
• El Espíritu de Jesús: El Espíritu Santo nos da lo que no tenemos en nuestra naturaleza pecadora. El pecado siempre tratara de dividirnos, pero el Espíritu de Dios trabaja en nosotros para unirnos.
• La esperanza en Jesús: A la larga, nuestra esperanza está en Jesús, no en nuestras relaciones con la familia, amistades, o cónyuge. Esto quita la presión de tratar de tener la “familia perfecta” y en cambio disfrutar el uno del otro porque nuestra esperanza está en Cristo.

Jesús nos da la oportunidad de convivir perfectamente con Dios – el mejor regalo. Dale gracias por el regalo de la unidad y pídele que te muestre como darle ese regalo a otros estas Navidades.

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