La Gratitud no es complicado
La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente” – Anónimo
¡Qué forma tan increíble de pensar en la gratitud! Nuestra oración durante todo este mes ha sido que llegaras al final de nuestra conversación con una nueva definición de gratitud y lo que significa estar agradecido. El día de Acción de Gracias llegó y se fue, pero eso no significa que sea hora de guardar tus pensamientos de agradecimiento.
Como Kathryn Kilner nos mostró, la gratitud es algo que podemos incorporar todos los días, con solo un poco de disciplina y tiempo para enfocarnos en encontrar la belleza de cada día. Esto quita lo temporal de la gratitud – un error del que todos tendemos a ser culpables – y nos ayuda a establecer nuestros días con la base de encontrar lo positivo.
Luego, Kaitlin Arduino nos mostró otro lado de la gratitud: el lado duro, doloroso y agotador. Hay momentos en que la gratitud parece ser la respuesta menos natural, pero esos son los momentos en las que más se necesitas la gratitud. La gratitud puede ayudarte a ver o llevar la belleza a cualquier situación, incluso cuando parece una tarea imposible.
“Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas.” – Salmos 9:1
La gratitud es simple pero muy poderosa. Es un acto que puede traer alegría a la tristeza. Puede comenzar a traer sanación cuando estás en tu nivel más bajo. Puede volver a centrar tu vida caótica al redirigir tu atención a las cosas que importan. La gratitud puede acompañarte y ayudar a combatir emociones dañinas como el miedo, la ira y la depresión. Puede ayudarte a dejar ir todas las cosas inútiles y pesadas que el mundo te dice que son importantes y reemplazarlos con rayos de luz que se pueden encontrar en los momentos más oscuros.
Nuestro cargo para usted: encuentra algo en cada día para traer a Dios con acción de gracias en tu corazón. No tengas pena en contarle a otros porque estas agradecida; podrías ser el recordatorio de gratitud que alguien necesita. Cuando la fatiga y la ansiedad amenacen con abrumarte (¡sabemos lo que pueden hacer las vacaciones!), recuerda que, como hijo de Dios, siempre tendrás algo por lo cual estar agradecido. Todo lo que tienes que hacer es aquietar tu mente y abrir tu corazón.
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