Prioridades – Octubre 2017 La Guía de Conversación Temática de Líderes
Verso del mes: No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2, NTV
Las prioridades… distraídamente jugaba con mi bolígrafo mientras contemplaba qué historia podría contar que podría inspirar a otras a enfocarse en sus prioridades. Seguramente hubo un tiempo en mi vida donde mis prioridades estaban perfectamente en orden, ¿verdad? Después de todo, trabajar para una organización como 4word que aboga por el equilibrio entre trabajo y vida y personalmente tener mis prioridades fuera de orden no tendría ningún sentido. Si estoy “dando el discurso”, también debo estar “viviendo lo que predico”, ¿verdad?
Desearía que ese fuera el caso.
Ojala pudiera decirte que lo he descubierto, pero estaría mintiendo. La verdad es que, mientras pensaba en escribir este blog, Dios puso en mi corazón exactamente lo que necesitaba decir. El me ayudó a darme cuenta que la mejor manera de abordar este tema es compartiendo mi propio testimonio. Eso significa ser real, auténtica y vulnerable. Significa alumbrar una luz en la estación de mi vida que esperaba enterrar y mantener escondida para siempre. Estoy agradecida de que Dios siempre toma esas estaciones y las convierte en algo con propósito.
4word frecuentemente alienta a las mujeres a ver su fe como su fundamento, sus relaciones como su prioridad, y su trabajo como el lugar donde Dios divinamente las ha llamado a servir. Este lema está arraigado en mi mente, y sin embargo, si estoy siendo honesta, tiendo a vivir en orden inverso
Toda mi vida, he hecho que el logro sea una alta prioridad. Creciendo, lo que más temía era decepcionar a mis padres. Mi hermano era uno de esos que ocasionaba problemas, así que, decidí desde el principio que yo sería la “niña buena”, siguiendo todas las reglas, nunca metiéndome en problemas en la escuela, obteniendo las mejores calificaciones y más. Esto siguió en la universidad, donde me gradué con el más alto promedio de mi clase. Es un logro del que estoy muy orgullosa, pero tuvo un costo. Mis tendencias para complacer a la gente hacían que fuera difícil decir “no” a nada. Era una estudiante de tiempo completo, trabajando en una tienda de botas, tratando de obtener las mejores calificaciones, mientras que participaba activamente en varios roles de liderazgo en el campus. Estaba haciendo todo, pero estaba exhausta. Y esta era sólo la punta del iceberg.
Avance rápido hasta el 2016. Estaba recién casada, totalmente enamorada de mi esposo, viviendo independientemente por primera vez, y trabajando en un trabajo que me apasionaba. ¡Era un momento emocionante! Entonces … ¿por qué no me sentía emocionada?
Es porqué yo era una adicta al trabajo.
Estaba completamente consumida por mi trabajo – NO porque eso era lo que se esperaba de mi o lo que me pedían (¡todo lo contrario!), más bien porque no podía parar hasta terminar mi lista de tareas pendientes – que, honestamente, es interminable. Me estaba saltando comidas. Estaba trabajando durante las noches y los fines de semana, revisando mi correo electrónico a todas horas. Lo peor de todo, estaba haciendo todo lo que estuviera a mi alcance para ocultar el hecho de que trabajaba demasiado. Cada noche, me quedaba escribiendo decenas de correos electrónicos, pero los dejaba en mi carpeta de ‘borradores’ hasta que fuera un tiempo razonable para oprimir “enviar” – simplemente porque no quería que nadie supiera que estaba trabajando increíblemente tarde en la noche.
La presión que me estaba poniendo a mí misma causó una relación tensa con mi marido, una fe debilitada y finalmente, una ansiedad paralizante. Mi constante esfuerzo siguió fuera de control hasta que casi fue completamente inútil. Era una pelea para salir de la cama en la mañana. Salir de casa para ir al supermercado fue una hazaña inimaginable. Ir a la iglesia no era posible. El sonido del aire acondicionado funcionando me hacía saltar. En conclusión, era un desastre y necesitaba ayuda desesperadamente.
Necesitaba ayuda profesional – médica y espiritual. Necesitaba ser honesta con mi jefa para que pudiera ayudarme a mantenerme a cuentas. Necesitaba la ayuda y el apoyo de mis seres queridos, quienes no tenían idea de que estaba luchando. Lo más importante, necesitaba la ayuda de mi Salvador. Él era el único que podía restaurar la paz en mi corazón. A través de este proceso de sanación, establecí estas prioridades que no son negociables para mí:
- Dios. En verdad, ¿dónde está Dios en mi lista diaria de prioridades? Sé que Él solo quiere lo mejor para mí, así que cuando dejo que mis otras prioridades se resbalen, no estoy honrando a Dios. Debo tomar tiempo para estar quieta en Su presencia y escuchar. Si no soy intencional, el ruido del mundo ahogará Su voz suave.
- Relaciones. Debo hacer tiempo para saborearlas…mirando con adoración en los ojos de mi esposo. Rodando por el suelo con mi perro. Riendo con un amigo hasta que llore. Recordando los viejos tiempos con mis padres y hermanos. Tratando de programar tiempo regular con mis seres queridos – ¡hay una razón por la que el enemigo me hace sentir que nunca es conveniente hacer estas cosas!
- Mi misma. Como una persona a la que le gusta agradar a la gente, esta puede ser especialmente difícil. No debería sentirme culpable de programar esa cita para mi cabello y uñas. Está bien disfrutar de mi comida favorita de vez en cuando. Lo más importante es el DESCANSO. No puedo ser la mejor versión de mí misma para Dios y otros si estoy totalmente exhausta y golpeada.
- Trabajo. Es absolutamente necesario priorizar el trabajo, siempre y cuando sea de una manera saludable. Me he dado cuenta de que seré más exitosa y cumplida en mi vocación cuando priorizo activamente primera a Dios, a mis relaciones y a mí misma.
Siempre me relaciono con Marta de Lucas 10:38-42:
“Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo: Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.
Pero el Señor le dijo: Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.” Lucas 10:38-42, NTV
Odiaría estar tan distraída por las ocupaciones de mi vida, que perdiera la enseñanza de Jesús. Todas hemos tenido uno o dos o cien “momentos de Marta” con los que podemos relacionarnos. A todas las Martas allá afuera: Te entiendo. He estado allí. ¡No tiene por qué ser así!
Preguntas de discusión:
- ¿En qué áreas de tu vida sientes que tus prioridades están en línea?
- ¿En qué áreas de tu vida sientes que tus prioridades no están en línea?
- ¿Cómo afectan tus prioridades a tu relación con Dios?
- ¿Cómo afectan tus prioridades a tus relaciones con tus seres queridos?
- ¿Cómo afectan tus prioridades a tu trabajo?
- ¿Qué priorizó Jesús? ¿Por qué?
- ¿Qué necesitas ahora de Dios y de las mujeres de este grupo?
Oportunidad de crecimiento:
Objetivo alcanzable: ¡Tú puedes! ¿Cuál es una cosa específica que harás este mes para reevaluar y/o restablecer tus prioridades?
Objetivo desafiante: ¿Te sientes ambiciosa? ¿Cuáles son las tres cosas en las que tendrás que ser intencional para priorizar este mes? Compártelas con una amiga (fuera de este grupo) y/o tu familia.
¡Esperamos que este tipo de conversación sea refrescante y que nos veamos de nuevo!
Comunícate con lisa@4wordwomen.org si deseas asistir de nuevo o ayudar a planificar un evento similar. Para más información sobre 4word, visítanos en www.4wordwomen.org.
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